Los alimentos frescos tienen un tiempo óptimo de consumo que podemos alargar si realizamos las pautas de conservación adecuadas. Eso sí, también podemos acortarlo si cometemos alguno de estos fallos tan habituales en muchos hogares.
Las conservas en un lugar inadecuado
Un error muy común es, por ejemplo, meter siempre los tomates en el frigorífico, cuando en realidad deberían guardarse fuera de él, en un lugar seco, fresco y alejado de la luz. Por ello debes consultar de forma previa cuáles son aquellos que necesitan realmente una baja temperatura para prolongar sus propiedades y nutrientes.
Utilizas mal tu frigorífico
Tu electrodoméstico no está a la temperatura ideal de refrigeración ( 4ºC para el frigorífico,-18º para el congelador), lo llenas demasiado, introduces comida caliente en él y/o, muy importante, no utilizas el cajón especial para fruta y verdura. Y es que, precisamente, este compartimento está diseñado para recrear las condiciones óptimas para la conservación de este tipo de alimentos, manteniendo una temperatura inferior que el resto de la nevera e incluso permitiendo regular la humedad interior.
No dejas espacio entre las piezas
Las almacenas todas juntas si tener en cuenta su grado de maduración, el peso que ejercen unas sobre otras o que haya el suficiente espacio entre ellas para que pueda circular el aire y se logre la humedad apropiada para su conservación. Por ello, muchas veces al abrir el cajón te encuentras con una desagradable sorpresa. Para evitarlo, tienes que tener en cuenta que han de estar separadas y que, en caso de que haya una en avanzado estado de maduración, has de separar la pieza del resto para que no les acelere el proceso de deterioro.
Las guardas directamente en la bolsa
Si al volver de la frutería no retiras la bolsa, o incluso la bandeja de plástico inferior, se puede acumular un exceso de humedad que repercuta negativamente en su conservación. Por ello siempre, tanto para la fruta que dejamos fuera como dentro de la nevera, no debemos olvidar mantenerla alejada de este material.
No guardas las piezas enteras
Aunque esté en la nevera, el frío no podrá impedir que se produzca el efecto de oxidación sobre la superficie de la fruta cortada. En ese caso, puedes intentar frenarlo lo máximo posible introduciéndolas en un tupper hermético dentro de la nevera, aunque suele ser preferible que las mantengas de una sola pieza hasta el día de su consumo.